Recientemente la Food and Drug Administration ha prohibido el uso de mallas transvaginales para el tratamiento quirúrgico de los prolapsos de órganos pélvicos (POP) en Estados Unidos. Esto ha suscitado una repercusión a escala mundial en el manejo de la patología del suelo pélvico por parte de los diferentes especialistas. Lograr un consenso sobre el uso de mallas en el tratamiento quirúrgico de los POP. Se organizó un Comité de expertos de la Asociación Española de Urología (AEU) para una revisión de la literatura y analizar la seguridad y eficacia del uso de mallas de polipropileno en la cirugía de los POP. La evidencia refleja que el uso de mallas, comparado con el uso de tejidos nativos, ofrece una mejor eficacia a expensas de nuevas complicaciones y una mayor tasa de revisiones quirúrgicas, siendo estas menores en manos de cirujanos expertos. La cirugía del POP debe ser realizada por cirujanos con experiencia, adecuadamente formados y en centros de referencia. El paciente debe recibir una información correcta acerca de las diferentes opciones de tratamiento. Las mallas transvaginales solo deben indicarse en casos complejos y en recidivas tras cirugía del POP. Creación de una guía clínica y de un registro nacional para la evaluación a largo plazo. Elaboración de un Consentimiento Informado a disposición de todos los profesionales y pacientes, así como un plan de formación específico para conseguir una mejor capacitación en la cirugía compleja del suelo pélvico. Recently the Food and Drug Administration has banned the use of transvaginal meshes for the surgical treatment of pelvic organ prolapse (POP) in the United States. This has caused a worldwide impact on the management of pelvic floor pathology by different specialists. To achieve a consensus on the use of meshes in the surgical treatment of POPs. A Committee of experts of the Spanish Association of Urology (AEU) was organized to review the literature and analyze the safety and efficacy of the use of polypropylene meshes in POP surgery. The evidence reflects that the use of meshes, compared to the use of native tissues, offers better efficacy at the expense of new complications and a higher rate of surgical reviews, these being minor in the hands of expert surgeons. POP surgery must be performed by experienced surgeons, properly trained and in referral centers. The patient should receive correct information about the different treatment options. Transvaginal meshes should only be indicated in complex cases and in recurrences after POP surgery. Creation of a clinical guideline and a national registry for long-term evaluation. Preparation of an Informed Consent available to all professionals and patients, as well as a specific training plan to achieve better training in complex pelvic floor surgery.