摘要
Invasive aspergillosis (IA) is a severe fungal infection caused by Aspergillus species, particularly Aspergillus fumigatus, although new species, sometimes resistant to antifungals are becoming more common. IA predominantly affects immunocompromised patients, such as those with haematological malignancies, solid organ transplant recipients, and critically ill patients. However, new at-risk populations have emerged in recent years, such as IA associated with severe viral infections. Advanced diagnostic methods are crucial, especially considering the rising concern of antifungal resistance. Early detection is critical for successful treatment, typically involving antifungal medications like voriconazole or amphotericin B, but new antifungals are arriving to complete the therapeutic strategies. Despite advancements, mortality rates remain high, underscoring the importance of timely interventions and ongoing research. Healthcare providers should maintain a high index of suspicion, especially in immunocompromised patients and other new risk factors that are arising, to promptly diagnose and manage invasive aspergillosis. La aspergilosis invasiva (AI) es una infección fúngica grave causada por Aspergillus spp., en particular Aspergillus fumigatus. Cada vez es más frecuente identificar otras especies, en ocasiones resistentes a los antifúngicos. La AI afecta predominantemente a pacientes inmunodeprimidos, como los pacientes con neoplasias hematológicas, receptores de trasplante de órgano sólido y los pacientes críticos. Sin embargo, en los últimos años han surgido nuevas poblaciones de riesgo, como la AI asociada a infecciones víricas graves. Los métodos de diagnóstico avanzados son cruciales, especialmente si se tiene en cuenta la creciente preocupación por la resistencia a los antifúngicos. El tratamiento suele incluir antifúngicos como el voriconazol o la anfotericina B liposomal, con nuevos antifúngicos en desarrollo que completarán las estrategias terapéuticas. A pesar de los avances, las tasas de mortalidad siguen siendo elevadas. Los profesionales sanitarios deben mantener un alto índice de sospecha, especialmente en pacientes inmunodeprimidos e identificar adecuadamente otras nuevas poblaciones en riesgo.